El médico bonaerense que buscó con desesperación a una lurense para hacerle una cirugía compleja y salvarle la vida
Marcelo Nahin, jefe de Cirugía Cardiovascular del Hospital El Cruce, ubicado en Florencio Varela, advirtió que una mujer, la lurense Mercedes Llanquinau, presentaba un cuadro muy grave de tromboembolismo pulmonar crónico no se había operado, la buscó y le salvo la vida. (Fuente: La Nación)
La Historia:
“Tengo la imagen que necesitás”, le dijo Juan Wolcan, cardiólogo especialista en imágenes, a su colega Marcelo Nahin, jefe de Cirugía Cardiovascular del Hospital El Cruce, ubicado en Florencio Varela. Era una tarde de marzo de 2021 y Nahin buscaba ejemplos para dar una conferencia en un congreso sobre la tromboendarterectomía pulmonar (TeaP), que es una cirugía que se realiza en pacientes que sufren hipertensión pulmonar tromboembólica crónica (HPTC). Esa intervención es una de las más complejas que existen. Para llevarla a cabo, deben quitar toda la sangre del cuerpo.
La imagen de la tomografía que le facilitaba Wolcan era de 2017 e ilustraba de manera clara cómo lucen las arterias pulmonares obstruidas por los trombos crónicos que causa la HPTC. Sin embargo, a Nahin el hallazgo lo inquietó porque una paciente con esas características debía ser operada. El Hospital El Cruce es la única institución pública del distrito que realiza esa cirugía, y él es el único cirujano que la realiza. Por eso, al darse cuenta que esa paciente no había sido intervenida, se alarmó.
Nahin sabe mejor que nadie que sin intervención quirúrgica la expectativa de vida ronda los tres años. En ese momento, comenzó la investigación que la terminaría salvando.
Inmediatamente, empezó a buscar la historia clínica de esa paciente en la computadora del hospital. La encontró: se trataba de Mercedes Llanquinau, y vio que allí figuraba que era de Pedro Luro, en la provincia de Buenos Aires. Ella había llegado al hospital a finales de mayo de 2017 y había estado internada un mes. En ese entonces, le habían hablado de la necesidad de realizase la cirugía de tromboendarterectomía pulmonar, pero como tenía dos hijos pequeños, acordaron que volvería a su pueblo —ubicado a 10 horas del hospital— organizaría sus cosas y regresaría al mes para la cirugía. Sin embargo, nunca volvió.
“Cuando se estaba haciendo el prequirúrgico le dijeron que la cirugía es muy compleja y se asustó, por eso no regresó para operarse”, cuenta Nahin a LA NACION.
Nahin llamó a los números de teléfono que figuraban en la historia clínica, pero ya no pertenecían a la mujer que estaba buscando. Entonces, decidió ubicarla a través de las redes sociales. Si bien no la encontró en Facebook, sí, en cambio, halló a otra mujer con el mismo apellido que Mercedes, oriunda de Pedro Luro y parecida a la foto de la historia clínica. Le escribió, pero no obtuvo respuesta. Entonces empezó a buscar uno por uno entre sus contactos para ver si tenían algún amigo en común.
“En Facebook apareció la hermana, le escribí, pero pasaron tres días y no contestó. Entonces me puse a analizar entre los amigos de ella y los de la hermana. Y así fue como, por medio de un conocido que apareció en esa lista, llegué a contactar a un enfermero Pedro Luro que, a su vez, conocía a Mercedes y me pasó su teléfono”, agrega Nahin.Cuando Nahin la llamó, lo atendió su hijo. Él le dijo “en este momento la estamos subiendo a la ambulancia”. Llanquinau ya casi no podía respirar. Enseguida, el médico reconoció que se trataba de cianosis, la expresión de la falta de oxígeno, y que ella estaba muy grave.
Cortó con el hijo y llamó a la Unidad Coronaria del Hospital Penna, en Bahía Blanca, que fue el lugar hacia donde la iban a trasladar. Su llamado llegó antes que la paciente, que tenía que recorrer más de 100 kilómetros hasta allí. Lo atendió Cynthia Scarano, médica del equipo de cardiología que conocía a Llanquilao.
“A Mercedes la conozco desde 2017, cuando fue derivada desde Pedro Luro con un cuadro muy grave de tromboembolismo pulmonar crónico. Estaba muy mal, con shock cardiogénico y pasó una larga estadía en el hospital”, recuerda Scarano.
Cuando finalmente la estabilizaron, Nahin pudo hablar con ella por primera vez. “Cuando conversé con Nahin no podía creer lo que me decía. Me contó que me había buscado por todos lados. Yo estaba muy mal, muy deteriorada. Me había olvidado de lo que era respirar”, relata Llanquilao a LA NACION.
El 23 de junio de 2021, Llanquilao viajó en ambulancia al Hospital El Cruce junto con otra paciente con la misma patología y con sus respectivos maridos. Ese día, se conocieron personalmente con Nahin.
En el hospital, Daniel Aimone, neumonólogo experto en esta enfermedad, la revisó y coordinó los estudios de rutina y la curación de las úlceras. Evaluaron si después de tanto tiempo, el corazón resistiría la cirugía y confirmaron que sí y, como el corazón lo permitía, acordaron tomarse el tiempo necesario para prepararse. Dos semanas después, la paciente regresó a su ciudad.
Recién el 21 de mayo del año pasado volvió a El Cruce. Repitieron toda la batería de estudios necesarios y los resultados arrojaron lo mismo que el año anterior: que tenía muchísimos trombos crónicos, pero que el corazón todavía tenía fuerzas para soportar la cirugía.
Y el 7 de junio a las 9 de la mañana, Nahin y su equipo comenzaron con la cirugía, que es uno de los procedimientos más complejos de la medicina. “Para poder sacar esos trombos hay que realizar dos paros circulatorios, eso quiere decir que le sacás toda la sangre al paciente. Para lograr eso y que no haya daño cerebral se la conecta a circulación extracorpórea y la sangre la llevás gradualmente a 20 grados. En ese momento se alcanza la denominada hipotermia profunda. Una vez que se quitan los trombos, hay que llevar la sangre nuevamente a 37 grados. La cirugía salió muy bien y duró cerca de nueve horas “, explica Nahin.
Ahora Llanquilao dice que se siente muy bien. Pudo retomar su vida habitual y solo toma anticoagulantes: “La operación me cambió la vida. Agradezco a Dios que me haya puesto a Marcelo en el camino”.